NOVENA PARA PREPARAR LA FIESTA DEL ROSARIO.

Día quinto: (2 de Octubre):

50 aniversario de las parroquias de San Isidro y Nuestra Señora del Rosario: “Acogiendo a todos”

Hoy meditamos: María acoge como Madre a toda la humanidad.

Saludo del presidente: en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Perdón: Disponemos nuestra alma para acoger la gracia que se nos pueda regalar en esta novena pidiendo perdón por nuestros pecados:

·         Por las veces que vivimos de tal manera que hacemos imposible la confianza, la paz y que el otro nos pueda percibir como hermanos. Por las veces que rechazamos a otro ser humano y no hacemos del mundo un verdadero hogar. Señor ten piedad.

·         Por las veces que somos ariscos, tenemos mal genio, vivimos desde el rencor, mentimos, nos alegramos del mal ajeno. Por las veces que rompemos la fraternidad, que nos justificamos y nos encerramos en nuestras razones y somos capaces de vivir tranquilos cuando estamos sin hablarnos con un hermano. Cristo ten piedad.

·         Por nuestra insensibilidad al dolor del hermano. Por nuestra falta de caridad. Por las veces que miramos de reojo, nos fijamos sólo en las faltas de los demás, no rompemos la cadena del mal y seguimos contribuyendo con nuestra forma de actuar con un mundo de exclusión y egoísmo. Señor ten piedad

Oración: Padre de misericordia acoge nuestras vidas. Nos ponemos en tus manos para que, llenos de tu Amor, podamos ser testigos del Evangelio y alegremos las vidas de nuestros hermanos. Que por intercesión de María, nuestra Madre del Rosario, construyamos un mundo de hermanos en el que nadie se sienta al margen. Amén.

Lectura bíblica (Jn19, 25-26): “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo”

Reflexión: Junto a la Cruz, la gran María, la Madre. Dolor sin medida representado en siete puñales que atraviesan su corazón. Pero en su interior, firmeza y paz. El terremoto de la roca del Calvario no mueve un ápice su Roca, que es Dios. Y su pie no resbala. Sigue fiel, atento su interior a la profundidad del momento. Sin perder el norte… Y entre tanto caos y tanto ruido degradante; en el aparente silencio ensordecedor del Padre… ella escucha la voz del Señor. “Madre, ahí tienes a tu hijo…” Una nueva anunciación. Ya no es el ángel Gabriel en el sereno ambiente de Nazareth. Ahora es el mismo Dios Hijo, en el suplicio de la Cruz, quien le anuncia. Y sin queja ni resistencia, la Madre, da el paso hacia adelante. En la misma docilidad que la doncella de Nazareth, la curtida señora del Calvario, acoge con los brazos abiertos la nueva misión que su hijo la pide. Y acoge a Juan. Y en Juan nos acoge a todos… Sabe lo que es ser madre. Ha tenido una experiencia tan preciosa como dura. Pero no tiene miedo. Sufrimiento tremendo por Jesús y ahora… la humanidad entera. Cualquiera habríamos dicho que ya tenemos bastante o que nos dejen respirar. Ella no. Jesús sabe el valor incalculable de tenerla como madre. Sabe que la necesitamos y le pide que nos cuide. No hay objeciones. Nos acoge a todos. Madre intercesora, protectora nuestra. Qué ejemplo de generosidad y confianza. Qué capacidad de abnegación. Qué orgullo para nosotros: Madre de Dios y Madre nuestra… Impensable tanta gracia. Y de nuestro corazón no puede brotar más que contemplación, aprendizaje y un emocionado ¡Gracias Madre!

¿Cómo vivo el dolor? ¿Es terremoto que me desarma entero? ¿Pierdo el norte y el sentido de mi vida? ¿Me contagio de violencia y rencores? ¿Me hundo sin remedio? ¿Me dejo levantar? ¿En quién me apoyo? ¿El sufrimiento, me hace huir de seguir amando? ¿Endurece mi corazón o sigo siendo de carne? ¿Me atruena el sufrimiento, me encierro en mí dolor, o lo vivo en la paz de Dios, en quien me apoyo y a quien sigo valientemente escuchando? ¿Qué eco dejan en mí aquellas palabras del Salvador “mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc8, 21)? ¿Puede seguir el Señor contando conmigo o le digo “hasta aquí hemos llegado”? ¿Es Dios mi apoyo, mi Roca, mi luz y mi paz en los calvarios de mi vida?

Peticiones respondiendo con el Ave María

Por intercesión de María, presentamos a Dios nuestras súplicas:

·         Madre, con tu intercesión, ayúdanos a escuchar y cumplir la Palabra de Dios en todos los momentos de nuestra vida. Dios te salve María, llena eres…

·         Madre, con tu intercesión, ayúdanos a no dejarnos anular por la fuerza del dolor y la muerte. Que no nos contagiemos de maldad; que no caigamos en la desesperación; que no pensemos que tú nos dejas de tu mano en los peores momentos; que no creamos nunca que la muerte tiene la última palabra. Te pedimos también, por toda esa gente que se apoya en ti y no se cansa de amar ni reniega de tu Amor en ninguna circunstancia de su vida. Dios te salve María, llena eres…

·         Madre, con tu intercesión, haznos generosos y valientes para acoger, proteger y defender a los hermanos. Que no busquemos justificaciones ni lógicas humanas para el rechazo. Que sea la experiencia de tu Amor y el abrazo de María el que nos lleva a negar nuestro ego para trabajar por la verdadera fraternidad. Que aprendamos, a ejemplo de María, y con lo que eso conlleva, a sentirnos también “madres” unos de otros. Dios te salve María, llena eres…

·         Madre, con tu intercesión, protege y aviva todas las parroquias de Torrejón. En este 50 aniversario, tiende tu manto de forma especial sobre las parroquias de San Isidro y Nuestra Señora del Rosario. Atiende sus necesidades. Impúlsalas. Que sean corazón de sus barrios, lugar de acogida y fuente de esperanza para todos. Dios te salve María, llena eres…

Silencio para que cada uno pida lo que quiera. Pueden ser intenciones en alto o en bajo. Después de la participación de todos, se reza el Ave María.

Padre nuestro y Oración final: Que esta novena sirva para unir nuestros corazones entre nosotros y con Dios. Que vivamos la alegría de saber que somos protagonistas de la Salvación. El Señor cuenta con nosotros para llevar su luz, su fortaleza y su esperanza a nuestra historia concreta y a la de nuestros hermanos. Que el ejemplo de acogida y donación de María nos ayude a ser más de Dios. Amén

 

Bendición si quien preside tiene la facultad