Lunes 22 de Febrero de 2016

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Lecturas

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

 

Sal 22,1-3.4.5.6

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

 

El Señor es mi pastor, nada me falta: 

en verdes praderas me hace recostar; 

me conduce hacia fuentes tranquilas 

y repara, mis fuerzas; 

me guía por el sendero justo, 

por el honor de su nombre. R/.

 

Aunque camine por cañadas oscuras, 

nada temo, porque tú vas conmigo: 

tu vara y tu cayado me sosiegan. R/. 

 

Preparas una mesa ante mí, 

enfrente de mis enemigos; 

me unges la cabeza con perfume, 

y mi copa rebosa. R/.

 

Tu bondad y tu misericordia 

me acompañan todos los días de mi vida, 

y habitaré en la casa del Señor 

por años sin término. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» 

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

 

Comentario

Nos encontramos con una fiesta en la que se nos invita a mirar hacia el punto de encuentro y signo de unidad de la Iglesia. La festividad de la Cátedra de San Pedro se celebraba ya en el siglo IV en Roma para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia fundada en la persona del Apóstol. El Señor llama a gente sencilla, pescadores como Pedro, y les envía a anunciar el Evangelio, y pone a éste al frente de su Iglesia. Le da la capacidad de realizar su misión, siendo consciente de su debilidad, con el signo de las lleves. Jesucristo está presente con su Espíritu, que anima y sostiene. 

En la lectura el Apóstol nos hace conscientes de que la llamada es para servir y entregarse como Él hizo. Ser pastores según el modelo del Buen Pastor. 

Pongamos en manos del Padre Dios a nuestro Papa Francisco, recemos por él como nos suele pedir, para que se lleve a cabo el camino de vida que propone para la Iglesia.