Viernes 12 de Febrero de 2016

Lecturas

 

Libro de Isaías 58,1-9a. 

Así habla el Señor Dios: 

¡Grita a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como una trompeta: denúnciale a mi pueblo su rebeldía y sus pecados a la casa de Jacob! 

Ellos me consultan día tras día y quieren conocer mis caminos, como lo haría una nación que practica la justicia y no abandona el derecho de su Dios; reclaman de mí sentencias justas, les gusta estar cerca de Dios: 

"¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos afligimos y tú no lo reconoces?". Porque ustedes, el mismo día en que ayunan, se ocupan de negocios y maltratan a su servidumbre. 

Ayunan para entregarse a pleitos y querellas y para golpear perversamente con el puño. No ayunen como en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas. 

¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a eso lo llamas ayuno y día aceptable al Señor? 

Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; 

compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. 

Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. 

Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: "¡Aquí estoy!". 

 

Salmo 51(50),3-4.5-6a.18-19. 

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, 

por tu gran compasión, borra mis faltas!

¡Lávame totalmente de mi culpa 

y purifícame de mi pecado!

Porque yo reconozco mis faltas 

y mi pecado está siempre ante mí.

Contra ti, contra ti sólo pequé

Los sacrificios no te satisfacen; 

si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:

mi sacrificio es un espíritu contrito, 

tú no desprecias el corazón contrito y humillado.

 

Evangelio según San Mateo 9,14-15. 

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". 

Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Comentario a las lecturas

Las lecturas de hoy nos invitan a tomar en serio la cuaresma y nos orientan para ello. ¡No puede ser una cuaresma más! Por un lado se nos invita a reconocer con humildad nuestros pecados y a ponerlos con confianza en las manos misericordiosas de Dios. Para ello hemos de escuchar la Palabra de Dios y la voz profética de nuestros hermanos que nos piden salir de la indiferencia, la superficialidad y el mero cumplimiento para dejar empapar el corazón de lo que supone la verdadera conversión: vivir la misericordia. Romper cepos, partir tu pan, vestir al desnudo, salir de tu egoísmo, no cerrarte a tu propia carne, escuchar. Quizás sea esta última recomendación la más importante: revisar mi egoísmo, mi orgullo que es el que me lleva a las riñas, la soledad y a los juicios. De nuevo la importancia de pedir perdón y luego, mirar hacia adelante con alegría. Ponerme a entregar la vida como Jesús. La experiencia de la misericordia de Dios nos lleva a convertir el corazón y vivir este verdadero amor a Dios amando a los hermanos. Seamos valientes. Reconozcamos nuestros egoísmos con el nombre que tengan y confiemos en la acción transformadora de Dios. Dejémonos descolocar por el Amor de Dios. Además, este corazón misericordioso y libre, que conoce la misericordia, nos hace profetas que alumbran a los demás.